Despliego las hojas del libro y la teoría se hace ridícula frente a la apertura de la mañana. El transcurso es un efecto riguroso de realidad impactante, puedo oírlo todo y sentir golpes ordinarios, el sol desnudando la campiña, sus albores tornasolados con el gélido temporal serrano y la vida a pie, por personas que se esfuerzan sudando en subidas, frígidas al descender y otras sin saber que más hacer un día completo de existencia y error natural con el paso de la vista.
Ahora comprendo, una cosa es pensar con los dramas abstractos, luego opinar, comentar, aconsejar, decir y quizá intuir, pero luego la realidad es todo lo que no se puede tomar en cuenta, en el proceso, ya sea sendero o asimilación de más recorrido, pueden ocurrir infinidad de acciones, la idea se va acomodando entre piedras, quizá rocas, llegan muy pocas y luego se hace una combinación que se amolda a los demás, las palabras vuelan y se asienta un complemento más para la costumbre, nada puede ir en contra, las vías son únicas para caminar o irse sobre ruedas.

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